Fue una noche finita, confusa y perfecta, reinada por el aliento de la locura, por el placer de lo efímero. Fuimos la nada convertida en universo, un universo que solo dos pueden ver. Fuimos constructores de recuerdos, un recuerdo que parecía ser eterno, pero que el día se llevo sin pedirnos permiso. Fuimos las imágenes y las memorias rogando desgarradamente por ser recordados, fuimos la realidad de un momento digno de olvidar.
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